Es aterrador conocer sobre la olla podrida que se destapó en cuanto a los restaurantes escolares. Esta noticia –ya sabida–, provino del dolor de los padres de niños y niñas que no pudieron soportar la alimentación de sus hijos en las escuelas, y las condiciones infrahumanas en que la reciben: escuelas en piso de tierra, estructuras inhumanas y, para ajustar, la ración irrisoria y descompuesta que reciben para su “nutrición”. Las gráficas a color que publicaron en primera página los diarios impresos colombianos, hacen crecer la indignación ciudadana.
Como todo en este país, solo ahora se vienen a ocupar los medios de comunicación en destacados titulares, cuando esta triste situación sucede desde mucho antes: la corrupción venía permeando la vida...