Un ejercicio noble y legítimo como es conseguir la paz en el país por medio del diálogo está quedando desvirtuado por la forma en que se están realizando los trámites institucionales, se buscan apoyos populares y se implementa territorialmente. Sigo creyendo que el proceso llevado a cabo en La Habana era el camino y que lo negociado, si bien no puede dejar a todo el mundo satisfecho, estaba dentro de lo posible y nos permitía abrirnos a la perspectiva de tener un país diferente, mejor.
El liderazgo y la decisión que se tuvo para emprender los diálogos con las Farc y conformar un equipo negociador importante, así como de convocar apoyos internacionales para tal fin y lograr un documento final sólido, estuvo ausente al momento de presentárselo...