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Se llaman Susana y Valeria. Son dos mujeres singulares, de esas que no se encuentran a la vuelta de la esquina. Son amigas desde que estaban muy niñas. Estudiaron juntas desde el preescolar hasta el final del bachillerato. Siendo adolescentes montaron el primer negocio de sus vidas: la venta de cartas de amor para los compañeros del colegio que se enamoraban y no sabían cómo se escribía una carta de amor. En su casa, Susana tenía otro negocio: vender obleas, mazapanes y brownies, igual que cuando era niña.
Cuando se graduó de bachiller, Susana eligió estudiar diseño de modas. Valeria, en cambio, decidió estudiar comunicación social y artes plásticas en la Universidad Nacional. Al mismo tiempo trabajaba de modelo en agencias de moda.
Mientras tanto, Susana aprendía en la universidad el bello y difícil arte del diseño de ropa, calzado, bolsos, vestidos de baño... Y a pesar del paso de los años y de la diversidad de sus temperamentos y profesiones, ellas jamás dejaron de ser amigas. Las unían desde la infancia lazos muy fuertes y amigas comunes. Susana se graduó en 2007. Poco antes ya había abierto su primera tienda de ropa interior y vestidos de baño en la llamada Avenida Primavera, en El Poblado. Se llamaba “Sabor a mí”. Valeria, en cambio, se fue a vivir a España.
En 2015, en una reunión de amigas, Valeria y ella se entusiasmaron con la idea de abrir un negocio de diseño y producción de ropa interior para mujer. Susana fue la que eligió el nombre: “Soul Intimates”, dos palabras inglesas que evocan la conexión de las prendas íntimas con el interior del alma de la mujer.
Como tenían muy poco capital de trabajo, la empresa nació en la casa de los padres de Susana, en el cuarto de su hermano Sebastián, quien se había ido a vivir a España. Durante su primer año, la marca fue invitada a las pasarelas de Colombiamoda en 2016 y 2017. En 2018, participó en la pasarela B-Capital, en Bogotá. En 2019, la empresa se presentó al concurso New Faces de la revista Intimoda, la más importante de Rusia. Allí fue escogida como una de las cinco finalistas. Esto le dio derecho a participar en la pasarela más importante de la Feria CMP de Moscú. A fines de 2019, “Soul” ya había hecho exportaciones a Ecuador, Costa Rica, Qatar, Brasil, Australia, Chile, México, Paraguay, España y Estados Unidos. También, la cadena de almacenes Éxito les abrió las puertas en tres de sus tiendas más grandes en Bogotá y Medellín. Todo siguió viento en popa hasta que llegó la epidemia del covid-19.
El 16 de marzo, Susana, como tantos otros pequeños empresarios, tuvo que cerrar su empresa. Al día siguiente, abandonó Medellín por la cuarentena. Desde entonces, en una casa de campo de sus padres, se puso a trabajar con un computador, día tras día, durante los tres meses siguientes, luchando sola por salvar “Soul”. Durante el primer mes las ventas se redujeron casi a cero. En mayo, usando las plataformas de Instagram, Facebook y WhatsApp, logró mejorar las cifras de ventas y llevarlas a niveles soportables. Esta semana, para bajar costos, “Soul” y Susana regresaron al mismo lugar donde nació hace cinco años: la pieza de su hermano Sebastián, en la casa de sus padres.
Valeria vive hoy en Santiago de Chile y allí se prepara para abrir la primera sede de “Soul” fuera de Colombia. Susana, en cambio, está diseñando una nueva colección, llena de una renovada esperanza en que, como ella, muchos pequeños industriales se recuperarán.
Los nombres completos de las dos empresarias de esta historia son Valeria Lotero y Susana Hoyos. Susana es una de las heroínas de mi vida. Yo soy, pues, su padre .
