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La recomposición de la Otan

Si se tiene en cuenta la relación del mandatario turco con Moscú y el fin del veto a los nórdicos con el consecuente fortalecimiento de la Otan, resulta claro que Washington obtuvo en las últimas semanas un triunfo mayúsculo.

19 de julio de 2023
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  • La recomposición de la Otan

Por David E. Santos Gómez - davidsantos82@hotmail.com

El reajuste geopolítico tras la invasión de Rusia a Ucrania pasa necesariamente por el contundente fortalecimiento de la Otan como organismo militar multilateral. Ya hemos hablado acá sobre cómo el golpe de Vladimir Putin significó, contrario a sus deseos, un renacer del bloque occidental y una alerta clara para sus vecinos sobre el peligro que significa compartir fronteras con Rusia si no se es parte de una alianza militar. La lección parece aprendida. Ahora, tras la cumbre de la Organización, es evidente la forma en la cual Estados Unidos y Europa occidental amplían sus coaliciones para frenar a Moscú. Ucrania, en medio de la guerra, obtiene cada vez más compromisos de una futura adhesión y Suecia está a un paso de ser parte del grupo.

Aunque los titulares recientes giraron en torno a la no inclusión inmediata de Ucrania en la Otan, lo cierto es que Zelenski obtuvo en la última semana un significativo apoyo de la alianza a largo plazo y la liberación de decenas de cargamentos de armas para el frente de batalla. Es cierto que ese apretón de manos no puede compararse con una inclusión como socio de la Organización - lo que le permitiría invocar el artículo 5 en el cual los socios se comprometen a responder cuando un miembro es atacado - pero es mucho más de lo que el país de Europa oriental había obtenido hasta ahora. El propio Zelenski reconoció las dificultades de que su nación sea parte de la Otan en medio de una guerra, pero se mostró convencido de que el camino está pavimentado para que la idea se materialice una vez el conflicto termine. Mientras esto ocurre se abrió el denominado Consejo Otan-Ucrania, como lugar para tramitar las necesidades más urgentes de Kiev.

Pero, además, el proceso ucraniano no es el único en medio de la reconfiguración del grupo. Suecia, quien tenía su integración frenada tras el veto de Turquía, finalmente obtuvo la esperada luz verde tras un cambio de opinión del presidente Recep Erdogan, mediado por Estados Unidos. Si se tiene en cuenta la relación del mandatario turco con Moscú y el fin del veto a los nórdicos con el consecuente fortalecimiento de la Otan, resulta claro que Washington obtuvo en las últimas semanas un triunfo mayúsculo.

La invasión a Ucrania, núcleo y eje de la restructuración geopolítica en este inicio de la tercera década del siglo XXI, parece, sin embargo, muy lejos de terminar. Putin no está quieto mientras observa cómo su enemigo crece y avanza. Sus movimientos son menos públicos, pero pueden llegar a ser igual de certeros. El Kremlin organiza sus fuerzas - tras el conato de rebelión del Grupo Wagner - y promete una embestida próxima en el frente para recuperar terreno perdido. El anuncio de más armas de lado y lado solo puede ser traducido por ahora como la claudicación del diálogo y el convencimiento de que en el horizonte cercano la única realidad es la batalla.

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