El examen de la prisión en Colombia puede experimentarse como un recorrido interminable por una ruina circular. Cada giro trae una nueva promesa que siempre se derruye. En cada rotación, se erige una nueva institución que promete ser la precisa para superar la ruina; pero, en la medida en que la traslación avanza, el tiempo termina por carcomer cualquier promesa.
Actualmente estamos, otra vez, en la fase de las promesas.
La imagen de la cárcel bien organizada y la fabricación de un lugar de purificación (en contra del crimen) echó a andar a finales del siglo XIX por las nacientes repúblicas de América Latina. Inspirado en fervientes valores religiosos, el dispositivo de castigo promovía un ideal de orden y disciplina, que hasta hoy sigue tiñendo...