Esta semana murió en nuestra casa, en medio de las montañas de Cisneros, Ligia Moreno. Murió en paz en la tierra donde nació hace 96 años. La misma que sembró su padre con sus propias manos cuando era joven.
La casa está junto al río Nus, a unos metros de la carrilera por donde pasaba hace muchos años el Ferrocarril de Antioquia. El tren la llevaba año tras año con sus hijos por ese camino de hierro, desde Medellín hasta Puerto Berrío, donde vivía con Alberto en una hacienda junto al río Magdalena.
Para los que no la conocieron, sé que el suyo es apenas un nombre. No para Martha, la compañera de mi vida, ni para sus hermanos, ni para mis hijos. Tampoco para los hijos de Lisandro Moreno y Graciela Llano, que crecieron junto a ella en estas montañas...