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Juan David Escobar Valencia
Columnista

Juan David Escobar Valencia

Publicado

La vena que teme a la aguja

Por juan david escobar valencia

redaccion@elcolombiano.com.co

A pesar de haber pasado tantísimos años, mi madre no deja de manifestar una sensación mixta de desaliento y dolor fantasma cuando cuenta que de niño, me llevó a hacerme un examen de sangre como requisito, probablemente innecesario de quien sabe qué pendejada, al Instituto del Tórax, al lado de la Iglesia de la América, y la enfermera, no sé si por inexperta, no lograba que la aguja de la jeringa se insertara en mis esquivas venas. Luego de mucho forcejeo intramuscular, que más bien se parecía al movimiento circular del molinillo para batir el chocolate o el de una cuchara de palo mientras cuaja la natilla navideña, fue mi madre y no yo, quien al ver la masacre que ocurría en el brazo de su primogénito, se “maluquió” y perdió el conocimiento.

Pero esta historia, un ejemplo de mi “sufrida” vida, palidece, más que mi mamá el día de ese desmayo, al lado de la increíble historia de otra vena más huidiza que las mías. Romell Broom fue un delincuente estadounidense condenado el 15 de septiembre de 2009 a morir por medio de una inyección letal en la Prisión Sur de Lucasville, Ohio, por los delitos de asesinato, secuestro y violación. Pero sus venas, evitando perder su virginidad, dieron la pelea e intentaron fugarse de la aguja portadora del mortal cóctel. Luego de 18 intentos fallidos de cogerle la vena, a Romell le suspendieron el procedimiento y por múltiples reclamaciones de su abogado, su condena se aplazó tanto que terminó coincidiendo con la pandemia, ocasionando que su nueva ejecución quedase programada para el 2022. Pero ¿cómo sería el temor de las venas de Romell a la infame aguja, que prefirió morirse de causas naturales el 28 de diciembre del año pasado? Primero muerto que inyectado.

Para aquellos con “vía venosa difícil”, o miedo extremo e irracional a las agujas, conocido como “belonefobia", lo mejor es que aprovechando el retraso en la aplicación de la vacuna contra la covid-19, que está más demorada que cualquier investigación judicial al Señor de las Bolsas, busquen algún tratamiento para cuando finalmente los vacunen, porque es mejor pasar por cobardes cuando griten el día del chuzón, que pasar por majaderos antisociales antivacunas.

Las recomendaciones y tratamientos para dicha fobia van desde cosas sofisticadas como tratamiento sicológico y técnicas de relajación y respiración, hasta torniquetes, imaginarse que enfrenta algo realmente aterrador, como un discurso de Juan Manuel sobre su integridad y lealtad, o ayudarse con algún licor espirituoso que lo ponga tan contento que le duerma el brazo o la nalga. Pero se me ocurre que lo mejor es que consulten a mi viejo amigo, Álvaro Alzate que, como él dice, ya es más viejo que amigo; un experto en que su piel sea perforada, luego de ser picado hace unos años por 1.300 abejas. Todo un “poroso” héroe contemporáneo, ejemplo para los cobardes de todas las edades

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