El mundo se divide en dos: los triunfadores y los derrotados. Los que ganan y los que pierden. Tanto en la historia como en la vida privada. Y por lo que dijo Lord Wellington luego de vencer a Napoleón en Waterloo, que la única tristeza más grande que la de la derrota es la tristeza del triunfo.
Aquella, la derrota es un lugar privilegiado para contemplar y analizar al triunfador y entender que los laureles suelen ser fugaces y transitorios. Y amargas, a la larga, las mieles del triunfo.
El victorioso...