Las lavanderas y el teatro
Amable lector. Por los años 40 del siglo XX las aguas cristalinas de la quebrada Santa Elena descendían de las montañas del oriente. Un poco más arriba del sitio La Toma, algunas mujeres se ocupaban en lavar la ropa de las familias pudientes de Medellín. Las sábanas y manteles blancos al frotarlos contra las piedras se desprendía la mugre. El día lunes entregaban la ropa limpia y se devolvían con la sucia.
La mamá, en una hoja de cuaderno leía: ocho sábanas y la lavandera decía véalas. De igual manera, se procedía con las fundas de almohada y otros trapos. La avenida de la Playa (antes la quebrada) cruzaba por la carrera Junín, cerca del viejo y lujoso Club Unión. Para mayor claridad, las personas al caminar por Junín,...