Siento abrumada a una fracción de la gente alrededor mío. Todo va de mal en peor. Suman quejas con pereques y vaticinios pesimistas. Muchos no están consternados por la vida que tienen enfrente. No están tristes porque estén desayunando distinto o porque tengan un cambio desafortunado. No. Su bruma viene de haber visto en Instagram la imagen de una niña en brazos bajando por un pantano en el Darién, de haber leído una noticia falsa en tres chats distintos de Whatsapp, de lo que oyeron en la cafetería. No es la vida misma la que los aplasta, es la información, falsa o real, del mundo que perciben sumado a la programación del cerebro. El sesgo de repetición hace que, si uno lee u oye algo muy seguido o de muchas fuentes, piensa que es real. Su mundo no va de culos, pero su cerebro no se entera.
This American Life es un podcast que descargan mensualmente 2.5 millones de personas. The Guardian dice que marcó el inicio de la revolución de la radio pública. Ira Glass, su creador, recomendó en el New York Times hace dos años en plena época de Acción de Gracias y en una ola terrible de la pandemia - niveles de bruma altos - un episodio que se llama The Show of Delights, que el traductor de Google dice que es deleite pero yo siento más cercano a gozo, dicha, a tajada delgada de felicidad.
Como en todos los episodios del podcast, este tiene varios actos - les recomiendo el del niño tomando el bus - pero el que quiero describir tiene que ver con un poeta. Ross Gay se propuso como ejercicio creativo escribir durante un año algo sobre sus delights. Se puso tres condiciones: escribir a mano, escribir treinta minutos, escribir todos los días. Lo que le pasó, según cuenta, fue que el ejercicio repetitivo lo hizo descubrir las dinámicas de sus pequeñas dichas diarias. Al principio sentía que tenía que anotar todo porque le daba miedo no tener nada en la noche, pero después de tres meses descubrió que siempre tenía algo. Pasó incluso que tenía dichas de dónde escoger y eso que dice en una entrevista que él es medio dark, o sea, que no es un tipo muy delight-dicha.
Cada loco mirará qué tiene que hacer para volver a recordar que la vida de uno es, como lo saben los niños, la que tiene enfrente justo en este instante. Pueden hacer el ejercicio de Ross de detenerse, mirar fuera, mirar dentro. De sentir-oír, sentir-oler, sentir-sentir. Pueden escribir lo que viven - hoy vi un pájaro rojo incandescente, nadé mientras llovía intensamente -. Escribir es un ejercicio muy corporal. Escribir es respirar en cada línea