Por JOSÉ DAVID CHALARCA S.
Universidad de Antioquia, pregrado de Periodismo, 4° semestre.
josechalarca1@hotmail.com
Dentro de las variadas actitudes racistas y xenófobas que vivimos en nuestro día a día, hay una fobia escondida que pocos reconocen. Una discriminación que agrava aún mucho más la situación social que vive Colombia, uno de los países más desiguales.
Según Adela Cortina, filosofa y catedrática de ética, la aporofobia es un sentimiento de odio o rechazo a los pobres que va en contra de la dignidad humana y es excluyente. Está basado en la creencia de que las personas de una clase social determinada no tienen nada que aportarles a los demás. Se expresa mediante la indiferencia al sufrimiento, agresiones, insultos y actos cotidianos como “mirar por encima del hombro”.
En un país como Colombia, donde se les da una acogida hospitalaria a los extranjeros y se mira con desprecio a los que tienen poco, el odio a los que tienen menos es construido por los medios de comunicación y los políticos que fomentan la discriminación a los de una clase social determinada y exaltan valores meritocráticos, individuales y propios de ellos, en comparación con los defectos que abundan en los “otros”. Aunque no hay que generalizar, es un sentimiento que recae en muchos colombianos y tiene un enraizado origen histórico y cultural.
¿Por qué algunos medios hablan de inseguridad estigmatizando al pobre como delincuente y no nos hablan de los prejuicios que recaen sobre ellos por pertenecer a una clase social?
No se tienen en cuenta estudios como el de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), donde se plantean que una familia pobre necesitaría varias generaciones para alcanzar un nivel medio de ingresos. Nadie elige ser pobre en primer lugar. “No es el extranjero sino el pobre el que molesta, el que parece que no puede aportar nada positivo al PIB”, expresó Cortina en el diario español Ethic.
La idea no es normalizar la pobreza como si fuese algo predestinado y que no se puede evitar, pero sí combatir esa visión que rechaza a una persona por su clase social y así entender que la situación económica no define la verdadera esencia de nadie. Y que aun así con esfuerzo y suerte a veces el ascenso social sí es posible, con la ayuda de los demás miembros de la sociedad . n
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