Desde nuestra más temprana juventud aprendimos que la oposición es una democrática y conveniente opción partidista para ejercer un eficaz y decisorio control político en todos los niveles de la estructura piramidal del Estado, capaz de enderezar los destinos del país, corrigiendo errores e instrumentando grandes transformaciones institucionales y democráticas.
Casos elocuentes de exitosos experimentos de oposición no son pocos en la historia reciente de Colombia.
Cómo no recordar, por ejemplo, el más formidable movimiento de oposición, que logró convocar en torno de Alberto Lleras y de Laureano Gómez a la totalidad del “país nacional”, representado en los dos partidos históricos tradicionales, los empresarios, la Iglesia, los estudiantes, los...