Se me ocurre dedicar cada mes una de mis columnas a los que el padre Nicanor, mi tío, llama “los olvidados de la Historia”. “Porque la Historia, hijo -me lo dijo alguna vez- es más una ciencia de olvidos que de recordaciones”. La idea es mencionar a ilustres hijos de Antioquia, nacidos o fallecidos en el mes en curso y de quienes, estoy seguro, muchos no teníamos noticia. Puede ser un buen ejercicio de gratitud. O, qué pesar, un segundo enterramiento.
Por ejemplo, el 2 de enero de 1851 nació en Medellín don Daniel Botero Echeverri, muerto aquí mismo el 14 de julio de 1916. ¿Y quién era este señor? Pues, como lo llama José Solís Moncada en su “Almanaque histórico de Antioquia” (que él, mi fuente, es otro olvidado del que después les hablaré) fue “un dendrófilo (¿un qué?) entusiasta, y para probarlo, contribuyó al cuidado y arborización de muchos de los representantes de Flora (¿de quién?) que hoy adornan los parques de la metrópoli antioqueña”.
Aclaro. Flora en la mitología romana era la diosa de las flores, los jardines y la primavera y dendrófilo, en griego significa “amante de los árboles (dendron: árbol y filo: que ama). Es bueno recordarlo cuando con lo del Túnel Verde y la lucha contra la deforestación están de moda en buena hora los movimientos en favor de la arborización urbana.
No sé si el lector sepa que, en homenaje al ilustre olvidado que recordamos, la calle 73 de Medellín fue bautizada con su nombre: “Calle Daniel Botero”. Cuando la recorra, amigo lector, va a olfatear el aroma de algunos árboles todavía sobrevivientes que sembró y regó el mismo interesante personaje. Tenía platica suficiente para gastar en su envidiable hobby y, además, dedicarse al estudio de la Historia, ya que fue miembro correspondiente de la Academia Antioqueña de Historia.
Otros olvidados de enero:
José Vicente Uribe Restrepo, nacido en Titiribí el 4 de enero de 1833 y muerto en Bogotá el 20 de diciembre de 1889, el primer médico que hizo en Colombia una transfusión de sangre. Fue el padre del conocido poeta Indio Uribe (Juan de Dios Uribe) y además era políglota, ya que sabía francés, inglés, alemán, italiano, árabe, latín y vascuence o euskera.
José María Rodríguez Balbín (enero 9 de 1836-30 de julio de 1885). Nacido en Antioquia, fue obispo de la ciudad madre entre 1883 y su fallecimiento en Concordia, mientras llevaba a cabo una visita pastoral. Fue recio y aguerrido. Cuando era todavía cura en 1879 (fue párroco de Buriticá, Ebéjico, Liborina, Ituango y Sabanalarga) lo metieron a la cárcel y fue desterrado por diez años cuando la persecución del radicalismo liberal
Loor a los olvidados