Entre en el laberinto de su memoria, recuerde su llegada al puesto de votación: el tarjetón, la estructura de cartón del cubículo, el marcador. Es el momento supremo del poder deliberante.
Si bien la democracia está colmada de imágenes sublimes, desde la escuela nos han dicho que, bajo nuestro modelo democrático, el pueblo vota y quien ejerce el poder desde un cargo representa a los sufragantes.
Pero, ¿acaso al votar solo nos representamos a nosotros mismos? ¿Somos un eco solitario? ¿Qué significa ser el primero de la fila en las urnas?
Dejemos de lado el empalago publicitario: 1). El plebiscito no aprueba o rechaza la gestión de Santos: consiente o no unos acuerdos. 2). No se votará por “la paz”, ese derecho ya está consagrado en la Constitución....