He pasado gran parte de mi carrera como diplomática. Es una ocupación en la cual las palabras y el contexto importan mucho. Así que uno podría asumir que tengo suficiente conocimiento como para no decirle a una multitud de mujeres que se vayan al infierno.
Pero el sábado pasado, en medio de la emoción durante un evento de campaña para Hillary Clinton en New Hampshire, eso es esencialmente lo que hice, cuando dije una frase que he dicho mil veces ante aplausos, cabezas que asienten y risas. “Hay un lugar especial en el infierno para las mujeres que no se ayudan unas a otras”. Es una frase que utilicé por primera vez hace casi 25 años, cuando era la embajadora de los Estados Unidos ante las Naciones Unidas y trabajaba de cerca con otras seis embajadoras...