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De mis años de trabajo en EPM Departamento de Tabulación en el siglo pasado, me acuerdo del compañero Hernando Marín, que solía decir:
--Hombre Raúl, yo no le pido a Dios sino tres cositas: “quinientos mil pesos, quinientas mil veces, cincuenta viejas bien buenas y la muerte cuando yo quiera”.
Eso para Él, que es tan poderoso, es nada.
En estos tiempos modernos de los inventos en comunicaciones y redes sociales, nos acostumbramos a pedirle y exigirle al gobierno todo lo que se nos ocurra. Los medios de comunicación hacen su labor y los periodistas, cada uno con sus tendencias, tratan de orientar o desorientar a sus audiencias. Algunos defienden el asesinato de niños antes de nacer, o aborto voluntario de la madre, otros culpan al Gobierno de masacrar niños, como le escuché al concejal electo Álex Flórez, al referirse por una red al bombardeo a un campo de narcoguerrilleros, en el que perecieron menores combatientes en acción. Este video lo vi en “elcanal.co”. Culpar al Gobierno de la muerte de los menores en un campo de batalla, cuando estaban combatiendo al lado de los guerrillos, es una forma de desorientar.
Lo cierto es que en la marcha de esta semana salió mucha gente a marchar. Unos pidiendo y exigiendo al Gobierno, otros apoyando los buenos resultados que el Gobierno ha logrado, o para evitar desmanes de los posibles vándalos infiltrados.
Vimos manifestantes repeler ataques de vandalismos, atajar encapuchados que estaban con pipetas de gas, limpiar pinturas hostiles y defender policías. Multitudes de participantes marcharon en paz, con artistas, bailarines con letreros. Especialmente los paisas y los barranquilleros, dimos ejemplo.
Pero por supuesto también hubo vandalismo, daños y destrucción, especialmente en Cali, la sede de Darío Monsalve y en Bogotá, en los dominios de Gustavo Petro. En Medellín, nos atacaron la Universidad de Antioquia pero la mayoría fue pacífica y positiva.
En resumen, debemos admitir que las manifestaciones demuestran que la gente quiere algo. Si el país va mejorando en sus índices de crecimiento, comparados con los que dejó el pésimo gobierno anterior, hay algo que el pueblo quiere ver.
Vimos las intervenciones de nuestro Presidente, transmitiendo tranquilidad y prometiendo “mano dura y todo el peso de la ley” para los bandidos dañinos, tirapiedra y lanza bombas. Pero los colombianos esperamos que se cumplan esas promesas y no se conviertan en amenazas pasajeras. Nunca supimos qué castigo recibieron los indios del Cauca que dañaron con brechas y muros las autopistas de la Panamericana. Ni a los estudiantes o infiltrados que dañan en cada manifestación las universidades y colegios o las vitrinas del comercio.
Al pueblo hay que demostrarle cumplimiento y mano fuerte.
ÑAPA: Les regalo parte de un poema de mi amiga la poeta española Julie Sopetrán, que viene al caso. Se titula “Rompiendo el Foco” y dice: “Las contradicciones mandan/ las falsedades se hacinan/ y aquello que se avecina/ en secreto se lo guardan. / Cuando parece que cantan/ se les entiende tan poco/ que rompen el foco”.
