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Siempre he pensado que el arte ha sido precisamente lo que nos ha faltado como sociedad para ser personas más sensibles y humanas.
Por natalia zuluaga rivera - nataliaprocentro@gmail.com
Desde el día en que nací, se escucha música en mi casa, mi madre siempre ha tocado el piano y algunos de mis hermanos ya asistían al conservatorio; yo fui a mis 13 años al conservatorio y a la fecha, nunca he dejado de cantar y bailar ballet. El arte está en mi crianza, en mis hábitos, representa algo así, como mi terapia, mi medicina, el equilibrio para mi vida que me permite estar sana física y mentalmente. Esa sensación de paz y tranquilidad, también la siento cada vez que entro al teatro a disfrutar de un concierto, de una presentación de teatro o Ballet.
Recuerdo con nostalgia, las clases de música y danza en el colegio; los ensayos de coro, eran espacios donde era muy feliz, no había lugar a equivocarme, solo hacer eso que me permitía ser libre, haciendo lo que amaba. Paradójicamente en los últimos años, en muchos colegios, se eliminó del pénsum la asignatura de música, y en otros colegios es una materia opcional.
Hoy el Ministerio de Educación y el Ministerio de Cultura le apuestan al programa Sonidos para la construcción de Paz, un programa que busca a través del arte y la música, la transformación de imaginarios y el desarrollo de sensibilidades que promuevan la concertación, la convivencia y el desarrollo, esto permitirá que regrese la música a las aulas. Para este programa, se contará con un presupuesto de más de 360.000 millones de pesos, que se desarrollará dentro del horario escolar y en nuestro departamento, será operado por la Universidad de Antioquia. En todo el país se busca llegar a 300 mil beneficiarios.
Siempre he pensado que el arte ha sido precisamente lo que nos ha faltado como sociedad para ser personas más sensibles y humanas. Crecer en entornos musicales, rodeados de arte y cultura, podría impactar positivamente en las personas, desarrollar una sensibilidad diferente a través del arte, podría hacerte una mejor persona. Cuando eres una persona sensible, es probable que te duela el dolor del otro, y si me duele el dolor del otro, difícilmente seré capaz de causarle daño. Por eso creo que esta apuesta del Gobierno tiene mucho sentido para la construcción de paz en el país.
Invertir en arte, es apostarle a una educación sensible para una vida feliz, como lo dijo Memo Ángel. Nos hemos olvidado de una educación que aporte a la salud mental de niños y adolescentes, una educación que vaya más allá de aprender matemáticas, biología e idiomas; una educación que contribuya a la felicidad de los jóvenes, a su salud mental y esto creería, solo se obtiene si los impactamos a través de algo que les dé felicidad, eso sin duda, lo podría lograr el arte.
No olvidemos que el Arte, es lo que nos salva, es a lo que acudimos para salir del letargo del trabajo que nos satura mente y cuerpo, es a lo que finalmente queremos llegar para desconectarnos de lo que nos genera estrés y cansancio. Ya esto, lo vale todo.
Hoy quiero reconocer el esfuerzo de las academias de arte de Medellín, las instituciones públicas y privadas de la ciudad que le siguen apostando al arte, y a través de temporadas de música, teatro y danza, contribuyen a que podemos seguir transformando nuestras vidas entrando al teatro. Luego de cruzar esa puerta, ya el mundo se ve diferente.