Por David González Escobar
Universidad Eafit
Ing. Matemática - Economía, semestre 7
davidgonzalezescobar@gmail.com
Tarde, y en más de una tanda, finalmente me pude ver The Irishman, tres horas y media recopilando las mejores prácticas de ya casi 50 años de cine de Martin Scorsese: la cinematografía exquisita, la recreación de historias de “gangsters” al mejor estilo de Goodfellas o Casino, la actuación impecable de personajes secundarios recurrentes en Scorsese como Joe Pesci o el envolvente papel principal de Robert De Niro, en un rol maduro, distante en estilo de sus primeros brotes de brillantez en Taxi Driver o Mean Streets, pero demostrando por qué es uno de los actores más influyentes del cine en el siglo XX.
Todo esto le ha merecido a The Irishman 10 nominaciones en los Oscar, incluyendo a Mejor Director y Mejor Película. Reconocimientos que no son nuevos para Scorsese – Raging Bull, The Departed, Hugo y las demás películas mencionadas han sido aclamadas tanto por el público como por la crítica –, pero cuyo novedoso formato sí lo es: Netflix, no los teatros, fue el principal formato de difusión de su último éxito.
Los debates sobre los impactos que han tenido Uber, AirBnB o Rappi se han tornado comunes, opacando un poco la discusión sobre los efectos disruptivos que ha tenido Netflix en la industria del entretenimiento. Para millones de personas, por un precio significativamente menor, la televisión por cable e ir al cine han perdido protagonismo: toda una generación ha incorporado el contenido on-demand, sin comerciales, a su estilo de vida.
Pero no es solo el formato lo que le ha permitido a Netflix diferenciarse. La dependencia por la suscripción de sus clientes lo obliga a tratar de tener siempre el mejor contenido posible, y ante el alto costo que trae adquirir los derechos de contenidos reconocidos como Friends o Titanic, Netflix ha migrado progresivamente hacia la difusión de contenidos propios o exclusivos.
La aclamación por parte de la Academia –que junto a Cannes ha tenido sectores en contra de las plataformas de streaming– hacia los contenidos difundidos exclusivamente por Netflix como The Irishman o Marriage Story podrían representar el comienzo del triunfo definitivo de Netflix sobre los formatos tradicionales de entretenimiento.
Aunque todavía le falta demostrar su rentabilidad a largo plazo o ver su reacción hacia la competencia de nuevas plataformas como Disney+, creo que una postura es unánime: con Netflix, nadie extraña a Blockbuster.
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