En una de sus canciones más hermosas, que tituló “Sí”, el cantautor español José Luis Perales abre la primera estrofa con un verso profundo y cierto: “Ya sé que no hay amor sin soledad”. Este verso, para poner los pies en la tierra, es una buena metáfora para entender el contexto en el que debemos leer la propuesta que hoy recibimos de un acuerdo de paz.
Aun quienes han vivido las relaciones amorosas más idílicas, saben que el amor no es ajeno al dolor, a la renuncia, ni a la tolerancia; saben que han pasado y pasarán por momentos difíciles, pero que su mayor valor es la capacidad para sortear y superar escollos. No hay amor perfecto. Y quienes así lo creen se estrellan.
Igual, en los procesos de negociación ceder es una premisa irrenunciable....