Estamos pasando el fragor de las campañas políticas, las locales, que por su naturaleza, tienen especial cercanía con el ciudadano del común. Muchos candidatos en sus discursos se centraron solo en los medios y no en el fin. Cuando hacen sus propuestas en campaña, hay todo un arsenal de obras prometidas, casi nunca contrastadas y muchas veces lejanas de lo que es posible con los recursos disponibles. Kilómetros de vías pavimentadas, creación de empresas gigantes, ferrocarriles, megaobras, y así se van yendo: que esto, que lo otro, promesas y promesas de obras, muchas imposibles de hacer o que no guardan sentido con una visión de largo plazo: hay que prometer obras y obras, eso gusta.
Muy pocos, unos cuantos tal vez, combinan un discurso de acciones...