¡El camino de la vida, no lo cubren los años que alcanzamos a cumplir, pues, nuestra vida va más allá de los límites de la muerte! “El que cree en mí, tiene vida eterna”. Esto no es un lenguaje figurado. Es una afirmación contundente del Evangelio, que aún no asimilamos.
Así lo describe el pasaje del libro de los reyes, que leemos hoy: “Elías anduvo por el desierto, imploró la muerte entregando su vida al Señor”. Se recostó y quedó dormido (murió), pero fue levantado (resucitado) y alimentado, pues, para una vida eterna el camino que quedaba era largo. Ese alimento, más tarde lo describe el Evangelio, como: “Yo soy el pan vivo bajado del cielo..., el que coma de este pan vivirá para siempre”. ¡Jesucristo!
La señal es perfecta: ¡tanto el pan como...