“No me mandan mis papás, me va a mandar usted”. A esto, la menor de edad que habían capturado delinquiendo le agregó un montón de palabras de grueso calibre que el general Luis Eduardo Martínez Guzmán, por respeto y educación, no fue capaz de repetirme. Pues esta escena pasó cuando el General era Comandante de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá. Pero pudo haber ocurrido en cualquier rincón de Colombia.
El General me decía que uno de los grandes problemas del país era que se había perdido la práctica de una autoridad razonada que se originaba en el núcleo básico de la sociedad: la familia. Que se había perdido el respeto y que había una grave crisis de valores, cimiento de una comunidad.
Hoy, Día del Padre, quiero retomar el tema. Se...