Leí la Montaña Mágica cuando mi hijo menor tenía tres meses y estábamos tratando de organizarle el sueño. Una de las grandes obras de la literatura, conmovedora, una conmoción absoluta, fue mi compañera del insomnio forzado al que te somete la maternidad. Ahora, en este exilio en México lejos de mi país intento entender qué pasó y cómo llegamos a esto. Mucho lo encuentro en los libros de historia, pero una gran parte está en las novelas de la Europa de principio de siglo, la que cuenta el drama privado, cotidiano, personal, común y extraordinario de los personajes reales o ficticios que describen cómo cambió el mundo en el Siglo XX. Novelas como Moura o La impaciencia del corazón de Stefan Zweig me enseñaron la cara humana del mundo que se desmorona...