Por Nicolás Osorio López
Universidad Eafit
Facultad de Derecho, semestre 10
nicolasosoriolopez@gmail.com
Los eventos de los últimos 20 días están llenos de particularidades: un partido que lleva por nombre Centro representa la derecha y los movimientos sociales que supuestamente representan el clamor de la sociedad en general exigen un espacio exclusivo para que los presuntos representantes de las marchas puedan negociar con el Ejecutivo.
La reciente encuesta de Invamer Gallup mostró el alto grado de desaprobación que tiene la gestión del Presidente Duque. Cuenta con una aprobación del 24% y de desaprobación del 70%. La paradoja se presenta cuando uno se pregunta ¿qué pasó con los cerca de 10.400.000 personas que lo eligieron? Una posible respuesta puede ser que parte de esos votos fueron por miedo a Petro. No obstante, esa es una respuesta muy superficial. Una segunda puede estar relacionada con su gestión, pero cifras como la de la tasa de crecimiento muestran que su gestión no puede ser la única explicación. Otra alternativa –en mi concepto un poco más aceptable– se debe a que Duque no está respondiendo ante las expectativas de los diferentes sectores.
El sector uribista –quienes lo eligieron– pretendía encontrar en Duque un Presidente con visiones de una derecha cuasi radical y la oposición estaba preparada para montar una férrea resistencia ante este tipo de gobierno. El problema es que Duque está demostrando una actitud que pocos esperaban.
Las posiciones de Duque no son tan de derecha como esperan la mayoría de los uribistas, y tampoco son de centro izquierda como pretenden los demás. Sí, describo a Duque con la misma palabra “t” con la que muchos describieron a Fajardo. La forma de manejar los eventos de los últimos 20 días así lo demuestra, a pesar de los reclamos de algunos sectores por darles protagonismo a los presuntos representantes de las marchas. Otros sectores reclaman porque consideran insuficiente el hecho que sea una mesa de diálogo mas no de negociación. Las expresiones de descontento como la “desconexión del gobierno de las calles” usada por el futuro candidato a la presidencia del 2022 con apellido Carrillo así lo demuestran.
La impopularidad de Duque puede ser explicada por su rebeldía ante supuestos jefes políticos, su falta de alineación con ideas partidistas (en ocasiones no se alinea con ninguno). Lo único claro es que quien gobierna es Duque, no Uribe como tantos afirmaban.
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