Si bien es cierto que el derecho a disentir es un derecho fundamental y esencia misma de la democracia, también es cierto que la manera de expresar esas discrepancias, de protestar, tiene que ajustarse a las normas vigentes, puesto que ese derecho nunca podrá estar por encima de los demás derechos de los ciudadanos.
Lejos de estos postulados están las tales “marchas estudiantiles” que por estos días venimos padeciendo en las distintas ciudades del país.
Una sucesión de actos vandálicos cometidos en contra de la propiedad pública y privada, lesiones personales e intentos de homicidio (apedrear y pretender quemar vivos policías), entorpecimiento de la movilidad en las distintas ciudades del país, exhibicionismo público al marchar desnudos (Popayán),...