Por Raúl E. Tamayo Gaviria
Hace algunos años me tocó la suerte de conocer al capitán de aviación, Jorge Márquez, distinguido pensionado de Avianca, con quien compartimos muchas horas de vuelo, navegaciones por ríos del sureste asiático. Vietnam, Camboya y Tailandia.
Compartir experiencias de viajes, unas copas bien dialogadas, conocer pueblos tan diferentes, es una oportunidad para profundizar amistades, que disfrutamos, con la empresa Afondo, de Eduardo Calvete.
Pues bien, el Capi Márquez, Q.E.P.D, era el abuelo de nuestro presidente Iván Duque Márquez. Aprendí muchas cosas del Capi Márquez, entre ellas su tolerancia y cortesía para aceptar charlas. Su sencillez para compartir sus experiencias, pues era mucho mayor que sus compañeros de viaje.
No voté por el nieto de mi amigo, sino por el candidato que apoyamos los conservadores unidos al Centro Democrático, pero cada vez que veo a mi querida Colombia, por las situaciones que estamos viviendo, me siento más tranquilo de haber votado por Iván Duque Márquez.
Su serenidad para asumir las dificultades de la pandemia que azota la economía, la seguridad con que responde a los periodistas que pretenden manipular sus respuestas, para darles crédito a los enemigos del gobierno y el manejo que le da a cada situación, nos hacen sentir que hay alguien conduciendo el barco.
Aprovechó el desafío de los indígenas del Cauca, que le invadieron la capital del País, para destruir sesenta y cinco laboratorios de coca en sus territorios. Sin decir nada, demostró quiénes impedían el ingreso de las autoridades antinarcóticos a esas regiones.
Retiró la propuesta al Congreso de reforma tributaria, una de las causas del paro nacional y los desórdenes de los ataques de los vándalos a la comunidad laboriosa del país, utilizando el derecho constitucional a las marchas pacíficas.
Pero atacó los cierres de vías y paralización del derecho a la movilidad y el transporte, el libre abastecimiento de productos alimenticios e insumos agropecuarios.
Se ha negado a dialogar y negociar con los organizadores del paro, quienes se han autonombrado para perjudicar al país buscando aparentemente capitalizarlo políticamente, hasta que no cesen los cierres de vías ilegales y los ataques y destrucción de los establecimientos y bienes públicos y privados.
Mientras tanto ha fortalecido y respaldado a la Policía Nacional, convertida en blanco de los ataques de lo s vándalos, incendiarios y asesinos. Con la advertencia de que todos los actos de esta institución y sus integrantes serán investigados y sancionados de comprobarse culpabilidad.
Songo sorongo, el país con el esfuerzo de los empresarios y la disposición de este gran pueblo colombiano, bajo la batuta del presidente Duque Márquez, se va a reponer de los daños que el Covid y cuatro o cinco bandidos le están haciendo a nuestra patria.
ÑAPA. La política internacional de Colombia ha dado un vuelco fundamental con las visitas a Norteamérica y Europa, desplegadas por la señora Vicepresidenta y Canciller de Colombia, Marta Lucía Ramírez, las intervenciones diplomáticas del embajador ante la OEA, Alejandro Ordóñez, cambiando la opinión internacional con bombardeo de informaciones y documentos audiovisuales, para desmentir las desinformaciones de la izquierda colombiana