Dejar de tener una cosa, causa, sentimiento o actitud, es la definición de “perder”. A causa de la inmutable naturaleza egoísta de los humanos y su afán por sentirse propietarios, perder no es uno de sus verbos favoritos. Pero puede que algunas pérdidas no lo sean tanto, y si no pregúntele al recién salido de un costoso y tormentoso divorcio. Miremos otras pérdidas no tan graves.
Perder el tiempo: por la condición hasta ahora irreversible del tiempo, suele angustiarnos perderlo; pero a veces no depende de nosotros. En 1582, cuando se instauró el calendario gregoriano, en honor el Papa Gregorio XIII, para poder hacer el “cuadris” necesario entre el nuevo y el calendario juliano, tocó desaparecer 10 días y por eso al jueves 4 de julio de 1582, le siguió el viernes 15 de julio. Si fuera tan grave perder unos días, la civilización occidental habría colapsado por ello.
Pérdida de relaciones con Cuba: La semana anterior un colectivo de camaradas y miembros de la “mamertera ilustrada” del país, emitió un comunicado rasgándose las vestiduras ante la posibilidad que el gobierno rompa relaciones oficiales con la dictadura de la isla prisión de Cuba que ha protegido y patrocinado a narcoterroristas y asesinos de soldados colombianos, porque supuestamente ello sería una pérdida irracional e irreparable para este país. ¡Lo que han perdido es la vergüenza!
Perder el conocimiento: decir eso parte del falso supuesto que todos y todo el tiempo están aprendiendo algo. Yo conozco algunos a quienes su par de neuronas se los impide. ¡Saludos a Donjuan80! En el siglo XVIII las damas de la alta sociedad, para los eventos importantes, se embutían en estrechísimos corsés, buscando artificialmente adquirir cintura de avispa, pero la reducción de la caja torácica les quitaba espacio a los pulmones para recibir el aire necesario, y las encopetadas señoras solían desmayarse o “perder el conocimiento”, como si en esas reuniones estuviesen aprendiendo mucho chismoseando y rajando de las otras.
Pérdida de la virginidad: perder la condición de virgen ha sido de un tiempo para acá un asunto grave y casi pecaminoso. Pero en la antigüedad a las diosas poderosas que les llamaban “vírgenes”, no era por falta de pureza sino por su vigor y por no pertenecer a un hombre o a nadie. ¿Entonces desde cuándo el cambio de tensión de una membrana les ha quitado la fuerza a las mujeres? Al contrario, ahí es cuando se vuelven más poderosas.
Pérdida de investidura de “Santrich”: la semana anterior, el Consejo de Estado, otra de las asociaciones jurídicas de este país para encubrir narcoterroristas, junto con el Congreso, la JEP y otras cortes, decidió que la declaración de pérdida de la curul de “Jesús Santrich”, que en un país decente nunca sería senador sino recluso, era improcedente y al “pobre narcoterrorista” no se le podía despojar de ella por errores de trámite. ¡Lo que han perdido es la vergüenza!.