Sorprende que con excepción de muy escasas voces dentro de la algarabía que ha sustituido el debate sobre el plebiscito haya sido olvidada una de las más trascendentales consecuencias que le atribuye el Acto Legislativo N° 1 de 2016: el de que su eventual aprobación dispara la demolición implosiva del sistema institucional del poder que nos rige a los colombianos. Si ello ocurre, el sistema de producción normativa será reemplazado por un aparato que, aunque de vigencia transitoria, está llamado a proyectar su influjo nefasto en la sociedad colombiana en un futuro de impredecible duración.
La aprobación del plebiscito, en primer lugar, instaura la dictadura constitucional del Presidente de la República por un lapso de seis meses que el propio...