Por Ruchir Sharmaredaccion@elcolombiano.com.co
Con Angela Merkel y Emmanuel Macron visitando a Donald Trump esta semana, gran parte del comentario se ha enfocado en lo tremendamente diferentes que son la seria canciller alemana y el presidente francés con mentalidad global, del voluble presidente estadounidense. Pero los tres sí comparten algo: todos son impopulares en casa a pesar de los buenos tiempos económicos.
Esto es nuevo. Durante la mayor parte de la era de la posguerra, los votantes en las grandes democracias premiaban a los líderes por economías fuertes y los castigaban por políticas que perjudicaban el crecimiento. Ahora el vínculo entre la buena política y la buena economía parece haberse roto.
El año pasado, la economía global finalmente...