Por Jesús Eduardo Vélez Mejía
Cada que hay una tragedia en nuestro país, se informa por parte de las «autoridades competentes» que se adelantarán controles. Lo que acaba de ocurrir con el bus de Bucaramanga, Cali, Neiva o finalmente quién sabe de dónde, accidentado en el Ecuador, no es la excepción.
Eso mismo ocurrió con la tragedia del barco recreativo inundado en las aguas del embalse de Guatapé, la tragedia de la chiva que rodó por las montañas antioqueñas, el derrumbe del edificio Space o el desplome de la Biblioteca España, en todas ellas es común el inicio de «investigaciones exhaustivas» por parte de los órganos de control.
Los órganos de control y evaluación colombianos pareciera que se hicieran como en la antigua fórmula administrativa,...