Por MICHAEL R. BLOOMBERG
Aquí hay una idea simple con la que apuesto que la mayoría de los estadounidenses están de acuerdo: a ningún estudiante de secundaria calificado se le debe prohibir la entrada a una universidad con base en la cuenta bancaria de su familia. Sin embargo, sucede todo el tiempo.
Cuando las universidades revisan las solicitudes, todas con la excepción de unas pocas consideran la capacidad de pago de un estudiante. Como resultado, a los solicitantes de alto rendimiento de familias de ingresos medios y bajos se les niegan los puestos que se guardan para los estudiantes cuyas familias tienen más recursos. Esto afecta tanto al hijo de un granjero en Nebraska como a la hija de una madre trabajadora en Detroit.
Estados Unidos está...