Ojalá esta nueva administración, de Daniel Quintero, que ha vinculado a las universidades de Antioquia y Nacional para la construcción de su Plan de Desarrollo 2020-2023, sea fuerte no solo en planear soluciones y desarrollo para los próximos cuatro años, sino que sea efectiva en el enfoque futuro. Pero Medellín no lo puede hacer sola. Medellín y Antioquia tienen que hablar y pensar como un ente que no puede vivir, bien, sin el otro. Muchos egos tendrán que deponerse y posiblemente nuevas leyes y normas tendrán que permitir ese caminar juntos.
Todos sabemos que tanto Medellín como Antioquia tienen que proyectarse juntas para el futuro, y para eso los gobernantes de turno deberán contemplar, para la creación del plan de desarrollo, la invitación a alguien de la gobernación y el otro del municipio, para pensarse juntos. ¿Han pensado los equipos de Quintero y Gaviria tener equipo conjunto que piense un futuro interrelacionado y que supere sus cuatro años en el mandato?
Análida Rincón, directora de Planeación del municipio, ha dicho a la prensa que el reto del nuevo Plan de Desarrollo es pensar la ciudad como región. Bien. Del gobierno de Aníbal Gaviria todavía no se ha publicado nada acerca del Plan de Desarrollo de Antioquia para este cuatrienio.
Un informe contratado en 2019 por la Alcaldía de Medellín y el Área Metropolitana (¿por qué no estuvo la Gobernación?), titulado “Metrópoli 2050, la superciudad de Medellín”, contempla un territorio que irá más allá de la periferia metropolitana expandiéndose hacia las subregiones de Oriente, Occidente, Norte y Urabá. Pero para poder ejecutar esas proyecciones la Gobernación de Antioquia debió estar involucrada en ese estudio. La gobernación de entonces, por su parte, desarrolló su propio plan titulado “Visión Antioquia 2050”. Esos planes no funcionan cada uno por su lado. Ambos mencionan territorios sobre los cuales no tienen injerencia administrativa, pero sí, interdependencia absoluta. Debieron pensarse en conjunto.
Hoy, el Área Metropolitana se ahoga y necesita, urgentemente, que las subregiones se desarrollen y sean lo suficientemente atractivas para que la gente no la considere como su única solución de futuro. No sabemos si los funcionarios del 2020-23 están dispuestos, siquiera, a tener en cuenta esos planes. Ojalá no se les dé por construir sus propias proyecciones de Medellín y Antioquia al dos mil no sé qué, desconociendo lo que ya existe, solo para quedar en otra foto.