A través de un Congreso castrado (que, además, no representa en absoluto el querer popular), se implementarán los acuerdos de La Habana, a los que las mayorías soberanas dijimos “NO” en las urnas. Pero, en estos tiempos de mermelada y engaños, no se necesita el favor del pueblo; basta con la protección de directores de medios y la complicidad de los políticos profesionales....