Quizá no sea arbitrario afirmar que asistimos hoy a rupturas profundas en la persona humana, en nuestras sociedades y sistemas de vida.
¡Cuando podríamos estar disfrutando del buen vivir en altísimo grado por los resultados del desarrollo técnico-científico que hemos logrado..., nos percibimos acosados, agobiados, sin tiempo para nada y enfermos de tanta tensión y estrés como el que manejamos en este mundo ruidoso, acelerado que no sabemos cómo detener...!
¡Cuando podríamos disfrutar de las mejores relaciones humanas y sociales, con los otros, con el mundo, nuestro gran medio; por el alcance de las comunicaciones, los recortes de tiempo y distancias que logramos alcanzar; nos vemos cada día más solos y aislados; más violentos e intolerantes, insatisfechos...