Por JESSICA WEISBERG
Unos días después de que se conociera la noticia de Harvey Weinstein, casi todas las publicaciones de mi feed de Facebook terminaron con el hashtag #MeToo (YoTambién). Las historias compartidas a veces tenían que ver con acoso en el lugar de trabajo, pero también involucraban médicos lujuriosos, parientes o novios. Había febrilidad en la manera en que las mujeres lo decían, como si se les acabara de ocurrir lo solas que se habían sentido.
El objetivo más concreto del movimiento “Me Too” ha sido reformar la cultura del lugar de trabajo. Pero el movimiento también ha logrado algo más amplio, y más nebuloso. Les ha dado a las mujeres la habilidad de hablar sobre algunos de los momentos más duros de sus vidas con menos vergüenza,...