Por Sara Marín Valencia
Universidad de Antioquia
Comunicación - Periodismo, semestre 6
saralejandramarin@gmail.com
El 24 de diciembre se cumplieron 19 años desde que se llevó a cabo la masacre conocida como “24 negro” en San Vicente Ferrer y Marinilla, dos municipios del Oriente antioqueño. Masacre que se atribuye a las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y dejó como saldo el asesinato de 14 campesinos, 6 de ellos oriundos del municipio de Marinilla y 8 de ellos de San Vicente.
Su muerte significó un dolor profundo para las comunidades a las que pertenecían, pero no solo esto, ya que también manchó una de las celebraciones más esperadas para los cristianos: el nacimiento de Jesús.
Después de tantos años en la vía que conduce de San Vicente a El Peñol, lugar donde ocurrieron parte de los hechos, entre la maleza y de colores oscuros, reposan como símbolo de memoria 8 cruces adornadas con flores y rosarios con el nombre de cada víctima.
Las carreteras, ríos y montañas de Antioquia tienen historias guardadas. Existen muchas más que merecen ser rescatas del olvido.
El departamento ha sido históricamente el más golpeado por el conflicto armado. Lidera la lista con más víctimas a nivel nacional, tiene el más alto registro de víctimas de desaparición forzada, además ha sido el lugar donde más se han cometido masacres, con el número escalofriante de más de 7.000 registradas desde 1958 hasta 2017.
Las riquezas de Antioquia han sido asaltadas por diferentes actores armados, a los que poco les importó cometer crímenes por sus intereses. Hoy con desconsuelo, hechos que creímos haber enterrado en el pasado, regresan a la realidad como un fantasma que se posa lentamente y se rehúsa a quedar atrás.
El hallazgo de la fosa común en Dabeiba continúa siendo desconcertante y siembra múltiples cuestionamientos alrededor de lo que ha sido en Antioquia ese conflicto.
Recuerda aquellas zonas del departamento que por años han sido sometidas por los armados como el Urabá y el Bajo Cauca, regiones donde el conflicto se recrudece a pasos agigantados posándose sobre la población.
Después de todo es importante cuestionarnos sobre los factores que han facilitado que se sigan presentando hechos violentos y esperar que nuevos dirigentes tomen medidas que ataquen los problemas de fondo relacionados con el conflicto armado, sin dejar de lado la paz como derecho de todos y todas.
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