No hay placer más grande que recuperar los libros, darles la bienvenida a un nuevo hogar. Así como muchos padres son felices con los hijos cuando regresan después de estar muchos años lejos, yo soy feliz cuando vuelvo a tener todos mis libros cerca. Liberarlos de las aterradoras cajas que los contuvieron durante meses, es sentir que mi alma también vuelve a ser libre. Por más que saco y saco libros de cajas chicas y grandes nunca reniego de ellos, al contrario, me gusta que se multipliquen, que vuelva a ver algunos como si nunca los hubiera visto, como si fueran un nuevo regalo para mí.
Sé muy bien qué libros tengo, al menos presumo de mi memoria, de mis antojos, de aquel que vi por ahí y fue un amor a primera vista o fue el fin de una búsqueda...