Responsabilidad viene de responder, satisfacer una pregunta o propuesta, contestar a quien llama.
Si escucho con atención, sé cómo responder. Y como toda vida es vocación, llamada, a mí siempre me están llamando. Y la llamada viene de todas partes, en especial de mi Creador, pues él me crea y me conserva en la existencia por amor.
Con la encíclica “Alabado seas, mi Señor”, la responsabilidad social deja de ser un gesto de beneficencia o filantropía que agregamos a la misión de la empresa, para adquirir una envergadura colosal, como la respuesta de todo ser humano en su compromiso de relación de amor consigo mismo, con los demás, con el cosmos y con Dios.
La oración, entendida como ejercicio de escucha y respuesta, fundamenta la responsabilidad...