Les ruego a mis lectores que me excusen porque no llamo al señor presidente como le gusta que le digamos, pero la longitud del título no me lo permite. Se extrañarán también por el reconocimiento que le hago, pero hay circunstancias en que Juanpa (como le gusta que le digamos) sí cumple con sus promesas, cuando se trata de los grupos subversivos.
Les ha incumplido a los educadores, los que han tenido que hacer varios paros para que les cumpla al menos en algo. Les ha incumplido a los cafeteros, a los transportadores, a los paperos, a los agricultores en general. Ha incumplido en todo “como nunca antes” (como le gusta decir).
El incumplimiento es siempre contra todo lo que signifique organización democrática. Contra todo lo que esté dentro del orden constitucional.
Cosa distinta es cuando se trata de grupos por fuera de la ley. No sé si será por miedo o, por el contrario, por afecto a los aplausos que puede dar un reconocimiento internacional. La búsqueda del premio Nobel de la Paz lo puede llevar hasta lo que estamos viviendo, la entrega del país a los grupos subversivos.
La guerrilla de las Farc le piden el cese de los bombardeos y Juanpa (como le gusta que le digamos) inmediatamente deja los aviones en tierra. Con esto consigue el fortalecimiento de las fuerzas subversivas que es lo que ellos persiguen. Asesinan a once soldados mientras duermen en un coliseo y, para no quedar mal del todo dice (con la sonrisa del engaño), que lo invade la rabia por lo ocurrido y que vuelven los bombardeos contra los campamentos del grupo subversivo de las Farc. Esto no se ha cumplido, como no se cumple lo que el ciudadano de bien espera y los bombardeos continúan suspendidos de hecho. La teoría es que oficialmente se están bombardeando los campamentos.
Le piden que, para continuar con los diálogos, se debe suspender la aspersión de los cultivos ilícitos con glifosato porque este herbicida es cancerígeno. Inmediatamente se suspenden los vuelos de los aviones destinados para la erradicación de los cultivos de coca, porque se les está causando un daño incalculable a las finanzas del grupo subversivo. Este argumento viene de años atrás. Se ha dicho que ese método de erradicación con químicos es nocivo para la salud. He escuchado a verdaderos científicos que es más nocivo el uso del tabaco, que es peor el vicio del alcohol. Que son más peligrosos los gases del escape de los vehículos. En fin, hasta los celulares habría que prohibirlos, junto con los exámenes con rayos X.
Ahora las Farc han desaparecido de las noticias. Todo lo que ocurre en el país, inmediatamente se informa que es un acto criminal del Eln. Las Farc, según eso, abandonaron los campos colombianos y, en cuestión de horas, fueron sustituidos por el Eln. Ya se han iniciado las conversaciones para entregarles lo poco que va a quedar de país a sus nuevos amigos.
Paralelo a la entrega, vemos actos heroicos de nuestras Fuerzas Armadas. El cabo Ávila, como ejemplo de patriotismo para Juanpa (como le gusta que le digamos), dijo al ver sus dos piernas perdidas: “Salvé lo más importante. A inocentes que no tienen nada que ver con el conflicto”.
¿Quién podrá salvar a los colombianos que nada tienen que ver con el conflicto?