Querido Gabriel,
La palabra estrategia, de origen militar, ha dado un giro magnífico y actualmente la usamos con frecuencia en nuestra vida cotidiana y empresarial. Desafortunadamente, su uso indiscriminado hace que pierda sentido. Suena tan bien y tiene tanta fuerza, que hay quienes la usan para reemplazar “habilidad”, “importancia” u otras. Hace poco, por ejemplo, oí a un joven hablar sobre su frustrado intento de enamorar a una mujer, diciendo: “me faltó ser más estratégico”. En el trabajo se oye, cuando alguien quiere ganar impacto: “¡esto es muy estratégico!”. Me gustaría que podamos hablar de este tema, no solo como concepto empresarial, sino como una manera de ser, pensar y actuar. ¿Conversamos sobre cómo resignificar a la tan maltratada...