Por RAÚL E. TAMAYO GAVIRIA
Ahora que los lecheros de Mutatá se han asociado para conseguir un mejor tratamiento para mejorar la calidad de la leche de sus hatos, me acordaba de la época en que se creó ILÚ, Industrias Lácteas de Urabá.
Había en Chigorodó un viejito que vendía leche de puerta en puerta. Con un burro y dos canecas, iba por las calles ofreciendo su producto. Cuando apareció la noticia de ILÚ, unos amigos del viejo le dijeron:
- Te fregaste Pacho, te llegó la competencia. La leche de ILÚ será homogenizada, pasteurizada y van a vender helados y yogures de varios sabores.
- ¿Y se va a llamar ILÚ? Y lu hijuepucha que les va a quedar pa’ venderla más barata que la mía.
Lo que se inventaron nuestros ilustres parlamentarios del Congreso pasado, al reformar la Constitución creando la JEP, para darle gusto a Juan Manuel Santos y a los bandidos de las Farc, empeñados en los acuerdos de paz en Cuba, fue ponerle competencia a nuestro sistema de justicia.
Ahora la JEP, según su fallo al concederle aministía y libertad a la terrorista que con una bomba atentó contra militares y estudiantes en la Escuela Superior de Guerra, y dando a entender que matar soldados y estudiantes que se preparan para servirle a su patria de una institución armada, no es delito o es un delito amnistiable.
Nada raro que a esta narcoterrorista amnistiada, Marilú Ramírez, la pongan los del partido de la Farc en las próximas listas del Congreso, como una heroína, cuando los verdaderos héroes de la patria son las víctimas del atentado que destruyó la vida de militares, estudiantes, civiles y las instalaciones de la Escuela Superior de Guerra.
Con mucha propiedad, la admirada columnista Cristina de Toro protesta contra la JEP, lo mismo que el exministro Armando Estrada Villa critica a la JEP por la misma causa y porque tildan de retenciones de las Farc a lo que son secuestros, como protesto yo también por esos fallos y por abrir investigaciones a quienes han combatido los crímenes de los narcoguerrilleros farianos.
Ya tenemos suficientes líos con los magistrados que componen las cortes de nuestro sistema judicial, para agregarle los de la JEP. Y “lu hijuepucha” que va a ser, pa’ que tengan razón.
Ñapa 1: Según mi pariente Sófocles, o Gabriel Escobar, y el Igac, el río Medellín se llama río Porce, desde su nacimiento y pasando por veinte municipios de Antioquia. Nace en Caldas y desemboca en el río Nechí, municipio de Zaragoza, del Nordeste antioqueño. Se le puede llamar río Medellín como nombre alterno, pero no Aburrá, como pretenden algunos.
Ñapa 2: La Asamblea Departamental haría bien en no darle atribuciones al gobernador Aníbal Gaviria para reformar la planta de cargos del Departamento. La creación y suspensión de cargos es una de las funciones más importantes de la Duma, para venir a delegarla en un gobernante que ya demostró su sectarismo en el nombramiento de su gabinete y en la barrida de muchos empleados. ¿Para qué elegimos a los diputados? ¿Para apoyar un dictador?.