Querido Gabriel,
¿Cómo estás?, preguntó a su interlocutor que no prendía la cámara. Me hace falta verte. No me puedo quejar, hay otros peor, respondió arrastrando la voz, su rostro llenó la pantalla. Tenía el color de piel del insomne y no era capaz de levantar la mirada. No quise molestarlo con preguntas. Conozco a una persona tan valiente que cuando alguien le dice que tiene mala cara, responde: sí, tengo mala cara ¡porque no me siento bien! Pero casi nadie es tan sincero. Siempre decimos que estamos bien, que ahí vamos, que gracias. Sin embargo, en estos tiempos, la verdad es que todos andamos frágiles. No es algo nuevo, pero la situación se agravó con la pandemia. ¿Hablamos de salud mental en el segundo año del covid? ¿Conversamos sobre emociones...