Por Erin Aubry Kaplan
Los eventos del pasado 6 de enero [en Washington] me saben tan amargos hoy como el día en que ocurrieron. Casi tres meses después, la mala sensación que hierve a fuego lento ya no está hirviendo, pero todavía está caliente al tacto.
Este ataque al Capitolio se siente muy personal, y no solo porque el 6 de enero es mi cumpleaños y nunca volverá a ser el mismo. Es porque vi el intento de golpe como la peor conclusión posible de 12 años de furia cada vez mayor por un presidente negro...