Ya el silencio es un plus en la oferta turística internacional. Lo ofrece Finlandia con el lema “Silencio, por favor”. Algún día los finlandeses se reunieron para mirar cómo ofrecer su país al turismo extranjero, y se dieron cuenta de que el silencio es una de sus características esenciales y algo que muchos quieren hoy. Debe ser por eso, por silencioso, que los finlandeses (o fineses) aparecen en las mediciones más altas de educación y calidad de vida.
Un estudio publicado por la revista Heart, en 2006, revela que dos minutos de silencio pueden ser más tranquilizantes que escuchar música relajante. Otro estudio realizado en 2015 por científicos de universidades de California, Estados Unidos, determinó que quedarse en silencio unos minutos y enfocarse en la respiración, puede servir para combatir el insomnio y otros problemas de sueño, se lee en el portal BioBioChile.
Está suficientemente estudiado lo perjudicial que es el ruido para la salud humana, pues eleva la presión sanguínea y el estrés. Por eso, los lugares ruidosos dentro de las ciudades como ciertas instituciones educativas y sus actividades culturales, gimnasios, bares, iglesias, almacenes, ventas ambulantes, etc., que todo lo solucionan con parlantes, micrófonos y música a todo timbal para llamar la atención y subir la adrenalina, están contribuyendo al estrés de sus ciudadanos y a todo lo que puede derivarse de él, como la agresividad, en algunos casos.
¿Cuándo los encargados en esas iglesias, comercios, gimnasios, bares y demás van a entender que su actividad es privada y que no tienen derecho a compartirla con todo el barrio? Por favor, no insistan: el discurso o ruido que entona su parlante y sobrepasa las paredes de su local, no le atraerá más clientes por una razón: a quien no le interesa, va a huir lo más rápido posible del ruido que produce su negocio para evitar el estrés. Una de las instituciones más ruidosas es la misma Alcaldía, cuando en sus “eventos” de ciudad acepta al contratista parlantes de dos metros de altura tratando de abarcar cuatro cuadras a la redonda (lo hicieron el domingo 7 de abril en la carrera 70 con la calle 47). El tema de respeto empieza en casa. ¿Por qué no pueden poner parlantes pequeños que satisfagan la necesidad puntual del lugar, y no estorbar a los vecinos? ¿Les sale más costoso? Perfecto el egoísmo.