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Ramiro Velásquez Gómez
Columnista

Ramiro Velásquez Gómez

Publicado

Sin tiempo

Por RAMIRO VELÁSQUEZ GÓMEZ

ramirovego@gmail.com

Más de 30 centímetros ha subido el mar y podrá subir de 60 a 90 más; la temperatura pasará de 1,5 °C sobre los años 1800 y en dos décadas los extremos climáticos, calores, sequías, inundaciones y tormentas, serán peores.

Son unos pocos datos del reporte del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático conocido esta semana.

Nivel del mar, sequías, tormentas y menos producción agrícola. Toca a Colombia. Es ciencia firme que no se puede desvirtuar, pese a la riesgosa ignorancia de nuestros gobernantes o su habitual servicio a favor de intereses particulares.

Mientras se digiere este reporte, el país busca cómo sacar más petróleo y gas con el fracking, abrir otros mercados para el sucio carbón y otorgar licencias mineras que golpearán la diversidad de vida y la cada vez más escasa agua, como Quebradona.

Todo lo contrario de lo que exige la situación. Aunque Colombia no es el gran contaminante, las decisiones del gobierno sí nos afectan a todos con aire sucio, pérdida de selvas, de biodiversidad y de aguas.

En días no se hace una transición energética ni de mercados (dependemos de la minería para obtener dólares), pero no podemos extender el plazo hasta 2030 o más, como se ha dicho
(sin convicción).

El reporte es dramático. Miles de millones de personas y decenas de millones de colombianos hoy vivos no la pasarán tan bien a 2040 y 2050, menos a 2080, a 2100 (ya están naciendo esos habitantes).

Es irreversible el daño, y el calentamiento y sus consecuencias seguirán por decenas y cientos de años. Lo que se puede hacer es no aumentar el problema.

No es solo tema de los grandes causantes del desastre (países desarrollados, sus gobiernos y sus insaciables corporaciones extractivistas). Nos toca. Vimos en la prensa cómo se inundarán sectores de costa en el país (conozco otros modelos más dramáticos); no se debería dejar construir a menos de 100 o 200 metros de costa, pero no se hace.

En Medellín, caso cercano, las inundaciones serán más frecuentes y serias. El río Medellín y las quebradas se desbordarán con frecuencia: la escorrentía y el drenaje del Aburrá están totalmente desencajados. No será cuestión de suerte. ¿Qué se hace? ¿Y los deslizamientos en las carreteras y obras de Antioquia?

En verano los calores agobian y será peor: el Centro y los barrios del norte están más expuestos, ¿qué se hace? (la arborización del Centro es el fracaso de la “innovation” medellinense).

O lo tomamos en serio
o se lamentará. No queda mucho tiempo.

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