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José Guillermo Ángel
Columnista

José Guillermo Ángel

Publicado

Sobre asuntos alargados

Por José Guillermo Ángel R.- memoanjel5@gmail.com

Estación Procrastinación, a la que llegan los retardados aduciendo todo tipo de excusas (lluvia, orden público, pérdida de dirección) y los que hicieron un trabajo distinto antes de terminar el que debían hacer; los que muestran cuentas que no corresponden y propuestas que no se han pedido, acompañados de gente que no es; los ineficientes que le echan la culpa a otros, incluyendo equipos técnicos (fallasen el sistema, falta de más capacitación, teclas sueltas, virus informáticos); los que dicen que el tiempo corre y de repente es viernes cuando ellos creían que era lunes; los que vuelven a revisar lo que ya está planeado y encuentran errores marginales que hay que corregir, lo que implica volver a planear o pensar en otra cosa; los que barajan órdenes y sacan una al azar; los que se estresan por todo lo que se debe hacer y entonces no hacen nada; los que creen que el mundo se acaba mañana y entonces para qué continuar, etc. Y bueno, en esto de retardar labores y tomar decisiones hay todo tipo de máscaras, como en las comedias y tragedias griegas.

Esto de la procrastinación, que consiste en dejar para más tarde lo que se debe hacer y buscar mejor algo distinto que no moleste, se ha ido tomando puestos de trabajo, investigaciones necesarias, gestión de riesgos, acciones diplomáticas y hasta la misma guerra, que pudiéndose parar se alimenta de excusas varias para seguir disparando (lo que hace pensar en un negocio). Y en este juego, en el que no opera el refrán de que de mañana en mañana pierde la oveja la lana, se promete y miente, se abarca sin establecer límites (todo se puede hacer de boca para afuera) y se pierde la noción del ejecutivo, que es quien ejecuta sin retardos para no almacenar problemas cuando las condiciones cambien.

Se sabe que los problemas se resuelven mal cuando están crecidos. Y que para que no crezcan, lo mejor es actuar de inmediato sobre todos los pequeños problemas colaterales, de a uno en uno, para que al fin no haya un problema grande. Pero parece que, con la procrastinación, lo que se busca es engordar la problemática y, cuando ya está gorda, que se nos venga encima y entonces las decisiones son desacertadas, lo que se pudo evitar si se hubieran ejecutado las acciones debidas desde el principio, cuando la parte era dominable y realmente entendible. Pero retardamos, se habla más que se hace, la propaganda está por delante y al final ya todo es confusión, echarse la culpa unos a otros y buscar causas externas en chivos emisarios.

Acotación: el mundo está compuesto de hechos y estos, a su vez, de hechos atómicos, decía Ludwig Wittgenstein. O sea que hay que solucionar los problemas partiendo de la parte y no de un todo que confunde, desespera y no se abarca.

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