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José Guillermo Ángel
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Sobre comportamientos peligrosos

Por José Guillermo Ángel R. - memoanjel5@gmail.com

Estación No Me Importa, a la que llegan los hombres sí (tan abundantes en los gobiernos y en la multinacionales) aceptando errores y desvaríos con tal de conservar el puesto, los que buscan conveniencias antes que ideologías, o sea que son parásitos; y siguen los que planean hacer daños para darle gusto a una obsesión, los que se venden al mejor postor y lo traicionan si otro paga más, los que no miran los efectos marginales de lo que hacen y se dan por satisfechos (los creadores de armas de destrucción masiva, por ejemplo), los que convierten su profesión en un burdel, los que muestran títulos pero no saben hacer nada, los que explotan en vivas cuando pasa lo peor, los que gobiernan mintiendo (o sea que desgobiernan), los que estafan y se ponen bravos si alguien lo dice, los que abusan desde sus cargos y posan como déspotas (mi abuela decía que como sátrapas) creando toda clase de malos climas, y bueno, la especie de los ególatras y los cínicos, los mezquinos y los vendidos aumenta con estos calores. Y si bien se dilatan, cobran formas peores.

La ética, que nacía en la casa y seguía en los colegios y escuelas, que se enseñaba para no ser animales rabiosos y enfermos, ya es un trasto viejo y roto que se conserva en algún desván para espantar al que la toque. Y en esta carencia de ética (teoría y experiencia que enseñaban los buenos comportamientos y costumbres), el desorden aumenta, el miedo está siempre presente y el estarse dañando ya es un asunto diario. Se ha dañado la intimidad, la inteligencia, la realidad, el concepto de bien y la belleza. Ahora, en buena medida, todo es deseo desbordado, vicios adquiridos (la corrupción es el peor), odios como el monstruo del doctor Frankenstein, erótica del poder (leer a Enrique Salgado) y fanatismos que cacarean en todas las direcciones.

Claro que no todo está perdido. El Talmud dice que 36 justos de todas las naciones sostienen el mundo. Y esos 36 justos (que podrían ser múltiplos de 36), que saben de causas y efectos, y por saberlo no se alteran, evaden la cloaca informática de las redes, las discusiones torpes en la lucha por el poder, las hordas de mensajes consumistas, los egocentrismos delirantes y a todos los que dicen que la máquina ya está por encima de lo humano. ¿Y quiénes son esos justos? Los que leen antes de dormir, los que construyen con otros, los que no buscan honores sino vida, y son confiables porque no mienten. Y ahí están, viendo el circo.

Acotación: un comportamiento comienza a ser peligroso cuando no hay conciencia de la comunidad ni de la solvencia que dan las buenas costumbres, cuando la verdad se quiebra y ya se entra en el infierno, queriendo salir de él, pero entrando más.

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