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José Guillermo Ángel
Columnista

José Guillermo Ángel

Publicado

sobre la necesidad de muchos trenes

Por JOSÉ GUILLERMO ÁNGEL

memoanjel5@gmail.com

Por JOSÉ GUILLERMO ÁNGEL

Estación Estaciones, a la que llegan trenes de cercanías e Intercity, pasajeros en gran número y enormes cantidades de carga, máquinas y vagones que no dañan el ambiente, gente descansada y los que salen a punto, sin que falten los que van a despedir a otros o a abrazarlos al arribo, los que tienen sus pequeños negocios al interior y las señales que indican conexiones con el metro o el servicio de taxis. Y en esta infraestructura Estación (que funciona día y noche), la ciudad se moderniza, las industrias crecen su producción, el justo a tiempo es una ventaja competitiva y comienza el desarrollo lineal (uso de ventajas comparativas y educación pertinente), que es el que evita la emigración desesperada, el hacinamiento en la periferia y la problemática causada por la pobreza extrema. ¿Y qué es el desarrollo lineal? El desarrollo económico de los pueblos por donde pasa el tren.

El mundo moderno, el que compite (y en la competencia obtiene conocimiento), es el de los trenes, para los cuales hay muchos anchos de carrilera. El tren, debido a su capacidad en volúmenes de carga, supera a los aviones, las tracto-mulas y los barcos fluviales. Y en su desplazamiento (que hoy en día es a muy buena velocidad) no solo lleva pasajeros, materias primas e insumos, sino que desarrolla puertos a orillas de los ríos y del mar, a más de los puerros secos de las ciudades que están en los cruces de caminos. Y a todo esto, los trenes (con sus diferentes máquinas y largos) incentivan la construcción de industrias, grandes hornos metalúrgicos, ciudades dormitorio, ruralización para independencia alimentaria y centros de abastecimiento muy completos y en todos los órdenes (piezas mecánicas, elementos para la informática, vestuario, alimentación, etc.).

Y hay algo más: los trenes descongestionan vías (no hacen tacos, van por una sola carrilera), lugares de carga y descarga, no contaminan y conectan rápidamente al país central con las periferias, moviéndose a mucho menos costo que cualquier otro transporte, lo que incide en los precios finales de los productos que cargan. Todo lo anterior lo tuvo claro Pedro Justo Berrío a mediados de siglo XIX, no sé si leyendo periódicos gringos o a Julio Verne. Y algo se intentó en este país, hasta que la miopía política acabó con los ferrocarriles aduciendo toda clase de desvaríos y mentiras, como pasa, y condenando el país al subdesarrollo. Y ahí vamos, a paso de micro-mula. O de microbio.

Acotación: Medellín es un cruce de caminos y por la Regional no deberían ir camiones, tracto-mulas ni buses intermunicipales (fuentes móviles de contaminación) sino una buena red de trenes. Y anoto: el tren fue el inicio básico de la primera revolución industrial. No me explico, entonces, cómo es que nos dicen que ya vamos en la cuarta si nos saltamos las otras. La retro-inteligencia existe.

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