Estación La-Guerra, a la que llegan muchos hombres y mujeres con la cara larga, la boca recta y vestida con sobrepeso, lo que a veces permite andar y otras no, como pasa cuando se camina sobre el lodo o por encima de piedras, terrenos estos que se parecen mucho a las malas decisiones políticas, que son las que hunden o dañan. Y en esta estación, donde abundan los metales (como en La chaqueta metálica, la película de Kubrick), también andan los que viven de la guerra (abasteciendo, tazando, mirando y llevando), los mercenarios que van por un salario, los pretorianos (asesores y consultores) y los que nunca han leído el libro de Robert Graves, Adiós a todo; los que van a lo que pase y bueno, gente que quiere destruir y que la destruyan es bastante....