Síguenos en:
José Guillermo Ángel
Columnista

José Guillermo Ángel

Publicado

Sobre pequeños espacios incómodos

$Creditonota

Estación Generalidad, a la que llegan los que miran el todo sin alcanzar a definir la parte y, si lo hacen, convierten el fragmento en una totalidad; los que con una palabra remachada ya creen que todo está dicho (así no entiendan el significado o lo cambien de acuerdo con sus intereses) y convierten parte de la realidad (de la suya) en una realidad total e inamovible, pues no averiguan, sino que presuponen con base en prejuicios o en creencias sin más soporte que el deseo de que algo pase y así hablan sin profundizar en lo dicho y entonces son más oscuridad que luces: consideran que una opinión es soltar una emoción (una rabia, una burla). Y ahí están los que no salen del paradigma y actúan como fanáticos y no quieren oír nada y solo abren la boca con las orejas tapadas; en fin, ya abundan los que tienen solo una mirada, una vía y una pared, y con ellos el diálogo y el acuerdo ya es un imposible.

Estamos viviendo en una sociedad de mirada estrecha en la que todo lo que se ha construido para aprender a razonar se ha vuelto yo o, si se quiere, ya hace parte del metaverso, esa teoría de construir realidad por fuera de lo real, cada cual como metido en un videojuego, en un render donde nada se cae, o en un delirio que no admite más que obsesiones, saltando cualquier conocimiento positivo del afuera (la realidad siempre está ahí) y colocando muros ante cualquier objeción. Como en el cuento de Sherwood Anderson, La historia del hombre, habitamos pozos profundos y no queremos ver lo que pasa para que solo pase lo que deseamos, así sea que estemos perdidos en lo que hacemos y pensamos. Diría que estamos atrapados en una individualidad enferma, negando a ese tú necesario (primordial) que nos cuestiona y responde, como dice Martin Buber.

A Jorge Luis Borges le llamaron la atención los espejos y los tigres. En un espacio con espejos nos podemos ver infinitamente reproduciendo el yo, lo que nos impide ver el tigre que nos asusta y que puede saltar en cualquier momento. Y el problema del yo en el espejo es que me veo multiplicado, pero solo soy uno, asustado, convertido en masa de una sola idea, de un solo grito, de una sola palabra que no llega a ninguna parte, a menos de que salga de la habitación de los espejos y mire por la ventana. Pero no se quiere abrir la ventana y, entonces, detrás del espejo puede estar el tigre, que soy yo mismo con miedo.

Acotación: sin confrontación, metidos en el ensimisme, reducimos nuestros espacios y deliramos. Y en ese delirio, como don Quijote, nos metemos en batallas con monstruos y deseamos Dulcineas que no existen. Nos falta ese Sancho necesario 

Porque entre varios ojos vemos más, queremos construir una mejor web para ustedes. Los invitamos a reportar errores de contenido, ortografía, puntuación y otras que consideren pertinentes. (*)

 
Título del artículo
 
¿CUÁL ES EL ERROR?*
 
¿CÓMO LO ESCRIBIRÍA USTED?
 
INGRESE SUS DATOS PERSONALES *
 
 
Correo electrónico
 
Acepto Términos y Condiciones Productos y Servicios Grupo EL COLOMBIANO

Datos extra, información confidencial y pistas para avanzar en nuestras investigaciones. Usted puede hacer parte de la construcción de nuestro contenido. Los invitamos a ampliar la información de este tema.

 
Título del artículo
 
RESERVAMOS LA IDENTIDAD DE NUESTRAS FUENTES *
 
 
INGRESE SUS DATOS PERSONALES *
 
 
Correo electrónico
 
Teléfono
 
Acepto Términos y Condiciones Productos y Servicios Grupo EL COLOMBIANO
LOS CAMPOS MARCADOS CON * SON OBLIGATORIOS
Otros Columnistas